Fuente: TimeRime (2015). Evolución del concepto de Necesidades Educativas Especiales. Obtenido de http://timerime.com/es/linea_de_tiempo/1765610/Evolucin+del+concepto+de+Necesidades+Educativas+Especiales/ |
En los últimos años, a los estudiantes con Necesidades Educativas Específicas (NEE) se les ha reconocido como un colectivo al que se le debe brindar la oportunidad de integrarse socialmente a pesar de que sean individuos que los demás perciben como diferentes debido a sus dificultades en las habilidades sociales-emocionales, motoras, comunicativas así como por su diferente ritmo de aprendizaje, en otras palabras, la manera en que aprenden. Sin embargo, se ha considerado pertinente que las personas con Necesidades Educativas Específicas tengan la misma igualdad de oportunidades en el campo de la educación y, para ello, se han realizado numerosas legislaciones, en las que se reflejan sus derechos humanos, para brindarles a estos estudiantes una Educación Especial, pero, desde hace pocos años atrás, se ha intentado integrar a estos alumnos en el sistema educativo mediante programas de inclusión educativa que no han dado sus frutos.
Esta cuestión ha supuesto una serie
de interrogantes aún por resolver. ¿Realmente el profesorado está preparado
para la inclusión educativa de los estudiantes con NEE? ¿Cualquier docente, sin formación previa, es capaz de brindar un aprendizaje adecuado al alumnado con NEE? Aquí se parte de la
premisa de que el profesorado considera que está preparado para brindar
educación en una escuela inclusiva, sin embargo, necesitan capacitación y creen
que los estudiantes con NEE aprenderían mejor en el sistema educativo formal con el resto de alumnos.
Sin embargo, para que se lleve a cabo se requiere que el perfil docente adquiera competencias así como una serie de estrategias de intervención con este colectivo de estudiantes. En tal sentido, el profesorado debe de poseer las capacidades para identificar los diferentes estilos de aprendizaje que se dan dentro de una misma aula, y desarrollar y hacer efectivo el aprendizaje de cada alumno. Por ello, aunque el profesorado tenga la certeza de saber encauzar adecuadamente el aprendizaje del alumnado con NEE, cuando los resultados no son los deseados, la situación genera en el docente un sentimiento de frustración e insatisfacción de no atender a las necesidades de aprendizaje del alumnado con NEE y, además, el desarrollo humano los mismos se debilita.
“Los profesores tienen que aprender a entender, planificar, intervenir y dirigir situaciones de alumnado con NEE, su competencia profesional consiste en tener cierto dominio de las mismas con esquemas intelectuales complejos que faciliten su entendimiento” (Sacristán, G. 1985).
En tal sentido, cabe añadir que, en términos generales, se afirma que la Educación Inclusiva reconoce las diferencias individuales de cada alumno de modo que cualquier persona tiene cabida en el sistema educativo en situación de igualdad. Por tanto, se llega a la conclusión de que el reconocimiento y valoración de las diferencias individuales de cada uno conlleva al reconocimiento de la diversidad, en otras palabras, la no consideración de deficiencias o carencias con respecto a un patrón normativo de conocimientos mínimos, un "prototipo" de alumnado que todo alumnado debe alcanzar y, por tanto, adaptarse a él. Esta situación ocurre habitualmente dentro de las aulas, surge la jerarquía limitando el acceso igualitario al conocimiento porque hay quien supera ese perfil normativo y, por el contrario, quien queda por debajo de él, considerando a estos últimos como una obstrucción en la educación porque no alcanzan el nivel requerido. Por esta razón, anteriormente se hablaba de la poca formación del profesorado en Educación Inclusiva, puesto que su incapacidad para atender al alumnado con NEE conlleva a que no asuman que las diferencias individuales se pueden ver de manera positiva, pues el desarrollo de las potencialidades de cada alumno posibilita la participación y el enriquecimiento para el resto.
También cabe añadir que en el sistema educativo no existe un abanico de opciones de atención a las diferencias individuales de cada alumno, sino que, por el contrario, se les ofrece lo mismo, el mismo currículo y, a partir de ahí, que cada uno lleve a cabo su proceso de adaptación para la supervivencia de los obstáculos del sistema generados por la propia cultura de cada sociedad, por lo que no es un conocimiento objetivo el que acentúa las desigualdades educativas entre el alumnado. Por ello, la formación del profesorado en situaciones de inclusión del alumnado no tiene importancia, estos profesionales de la educación se guían por normativas legitimas socialmente. Por ello, se puede afirmar que el profesorado no ejerce la función de agente transformador que se le ha atribuido desde los últimos años.
Sin embargo, para que se lleve a cabo se requiere que el perfil docente adquiera competencias así como una serie de estrategias de intervención con este colectivo de estudiantes. En tal sentido, el profesorado debe de poseer las capacidades para identificar los diferentes estilos de aprendizaje que se dan dentro de una misma aula, y desarrollar y hacer efectivo el aprendizaje de cada alumno. Por ello, aunque el profesorado tenga la certeza de saber encauzar adecuadamente el aprendizaje del alumnado con NEE, cuando los resultados no son los deseados, la situación genera en el docente un sentimiento de frustración e insatisfacción de no atender a las necesidades de aprendizaje del alumnado con NEE y, además, el desarrollo humano los mismos se debilita.
“Los profesores tienen que aprender a entender, planificar, intervenir y dirigir situaciones de alumnado con NEE, su competencia profesional consiste en tener cierto dominio de las mismas con esquemas intelectuales complejos que faciliten su entendimiento” (Sacristán, G. 1985).
En tal sentido, cabe añadir que, en términos generales, se afirma que la Educación Inclusiva reconoce las diferencias individuales de cada alumno de modo que cualquier persona tiene cabida en el sistema educativo en situación de igualdad. Por tanto, se llega a la conclusión de que el reconocimiento y valoración de las diferencias individuales de cada uno conlleva al reconocimiento de la diversidad, en otras palabras, la no consideración de deficiencias o carencias con respecto a un patrón normativo de conocimientos mínimos, un "prototipo" de alumnado que todo alumnado debe alcanzar y, por tanto, adaptarse a él. Esta situación ocurre habitualmente dentro de las aulas, surge la jerarquía limitando el acceso igualitario al conocimiento porque hay quien supera ese perfil normativo y, por el contrario, quien queda por debajo de él, considerando a estos últimos como una obstrucción en la educación porque no alcanzan el nivel requerido. Por esta razón, anteriormente se hablaba de la poca formación del profesorado en Educación Inclusiva, puesto que su incapacidad para atender al alumnado con NEE conlleva a que no asuman que las diferencias individuales se pueden ver de manera positiva, pues el desarrollo de las potencialidades de cada alumno posibilita la participación y el enriquecimiento para el resto.
También cabe añadir que en el sistema educativo no existe un abanico de opciones de atención a las diferencias individuales de cada alumno, sino que, por el contrario, se les ofrece lo mismo, el mismo currículo y, a partir de ahí, que cada uno lleve a cabo su proceso de adaptación para la supervivencia de los obstáculos del sistema generados por la propia cultura de cada sociedad, por lo que no es un conocimiento objetivo el que acentúa las desigualdades educativas entre el alumnado. Por ello, la formación del profesorado en situaciones de inclusión del alumnado no tiene importancia, estos profesionales de la educación se guían por normativas legitimas socialmente. Por ello, se puede afirmar que el profesorado no ejerce la función de agente transformador que se le ha atribuido desde los últimos años.
Así, en el intento de la inclusión educativa
del alumnado con NEE en los sistemas escolares con la intención de fortalecer la atención
diferenciada a grupos vulnerables en los que se incluye la población con
capacidades diferentes al resto, durante muchos años las sociedades se han encargado de
marginar a los niños con características y particularidades diferentes así como
la escuela ha contribuido significativamente a esa acción excluyente. Pese a
ello, los cambios en el sistema escolar no se limitan a la integración del
alumnado con NEE, sino que forman parte de una reforma del proceso
de enseñanza-aprendizaje que mejore su calidad así como su sentido de
pertenencia, por lo que se hace necesario la adopción de sistemas más flexibles
que sepan tener en cuenta las diferentes necesidades de cada alumno, que
contribuya a un éxito en la integración y responder así sus necesidades
individuales.
En
resumidas cuentas, la Educación Inclusiva es una mera utopía porque, a pesar de
la protección de los derechos así como la igualdad de oportunidades de los
estudiantes con NEE, en los centros escolares y en las instituciones educativas
se potencializa la exclusión de este colectivo, en el sentido de que éstos
asisten al mismo centro que el resto de estudiantes, pero no comparten el mismo espacio, pues el alumnado con
NEE es asistido por otro profesional educativo diferente al rol docente,
normalmente un pedagogo. Esto último es una evidencia clara de que el sistema
escolar es excluyente, puesto que fomentan sus oportunidades de interacción
social, pero no atienden a sus metas educativas. En este sentido, el diseño del
currículum es distinto y, como consecuencia, no tienen las mismas oportunidades
de aprendizaje. La Educación Inclusiva pretende cambiar la percepción
de las personas con NEE, no la limitación del conocimiento válido.
Para la realización de este post se ha tenido como referencia el siguiente artículo. Para acceder a él pinche aquí.
Para la realización de este post se ha tenido como referencia el siguiente artículo. Para acceder a él pinche aquí.
Fuente: Almenta, E. y Muñoz, J. (2007). "Estamos formados para trabajar en una escuela inclusiva?" En Actas del V Congreso Internacional Educación y Sociedad. La educación, retos del siglo XXI. Granada: Codoli. ISBN: 84-690-2369-1. Obtenido de: http://www.academia.edu/1312179/_Estamos_formados_para_trabajar_en_una_escuela_inclusiva
Autora: Sonia García González
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